lunes, 18 de octubre de 2010

Gurruchaga de Adela Basch

Un gurrumín techaba una casa hecha de masa,
mientras alguien té echaba lentamente en una taza.
Y a vos nadie te echaba según lo recuerdo yo
al dar la vuelta a la ochava nadie te echaba, no.

Aunque alguien té echaba en una taza de loza
y otro techaba una casa bien sencilla, pero hermosa.
Pero, entonces, ¿qué pasaba justo en ese momento
en que una risa maga amagaba en el silencio?
Alguien techaba veloz, té echaban en una taza
y nadie te echaba a vos, sonriendo en la terraza.
Se agachaba el gorrión, se agachaba la cotorra,
se agachaba un sol marrón y un hombre con un gorra.
Y el viento susurraba y susurraba un cantor,
susurraban las amarras que soltaban su canción.
Se agachaba el día, se agachaba el rumor,
se agachaban las vías de algún tren volvedor.
Muchas voces susurraban en el aire callejero,
muchas cosas se agachaban bajo el ala del sombrero.
En el medio del terruño es esto lo que pasaba
en una tarde de junio en la calle Gurruchaga.

1 comentario:

  1. Bravo chicas!!!!!!!!!!!Me gust{o mucho el blog se lo voy a recomendar a mi hija. GRACIAS

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